POLÍTICA NACIONAL

Responsable de la sección: Rubén Rubio

domingo, 7 de diciembre de 2008

Ridao "Aun no es el momento para un referéndum de autodeterminación para Catalunya"

R.RUBIO / D.ALONSO / M.SÁNCHEZ / M. DE SANCHO

Joan Ridao es portavoz del grupo parlamentario que Esquerra Republicana de Catalunya comparte con Izquierda Unida y con ICV. El diputado por Barcelona -representante de la izquierda independentista catalana en el Congreso- se ha erigido como un político de diferente talante ante las nuevas circunstancias de la actual legislatura. En ésta entrevista, que consta de dos partes y cuya primera parte se publicó la semana pasada, Joan Ridao describe sus impresiones sobre la actualidad política. Ésta semana, ofrecemos la segunda y última parte, en la que el dirigente republicano trata sobre asuntos de actualidad catalana y sobre su propio partido.



Ahora que se cumplen dos años del segundo tripartito, ¿cree que Esquerra debe apostar más por lo social en detrimento de lo territorial? ¿Es más Esquerra que Catalunya o más Catalunya que Esquerra?

Hay que tener en cuenta que la política catalana tiene dos ejes, a diferencia de la política española que se mueve en el eje ideológico. En Catalunya existe el eje ideológico (izquierda-derecha) y también un vector que atraviesa por el centro y que es el eje nacional o nacionalista. Es más, no hay ninguna fuerza política que no apele al catalanismo que pueda hacer nada políticamente en Catalunya. La prueba más evidente es el Partido Popular, un partido importante en España que en Catalunya es puramente testimonial porque ese antagonismo hacia lo catalán, de haber impugnado el Estatuto, de haber recogido dos millones de firmas para hacer política contra Catalunya con el pretexto del Estatuto para ganar votos en España no le supone ningún beneficio. Existen hechos indisociables; nosotros somos un partido de izquierdas pero somos simultáneamente un partido nacionalista lo que es perfectamente compatible.
El primer gobierno tuvo muchos problemas y un final no demasiado feliz pero también fue una etapa muy convulsa en la que se removieron muchas cosas. Se envenenó el debate territorial porque se puso encima de la mesa un Estatuto, lo que favoreció un debate en la agenda política como el de la financiación. En 23 años, Pujol, que hizo muchas cosas, no se atrevió a plantearlo abiertamente. Hizo más de lobby, de grupo de presión, vino a Madrid a mercantilizar lo que genera mala imagen. Yo prefiero venir aquí y decir, “quiero esto” y abrir un debate, aunque no guste, que venir mercadeando. Y bueno, esos tres años de primer tripartito fueron convulsos por episodios de mala imagen y de mala gestión pero también por ese motivo. Y ahora, el segundo tripartito es un gobierno estable, que hace sus deberes, que hace política social, que destina el 52% del presupuesto a este tema, a ordenación del territorio, a cuidado medioambiental, culminando el despliegue de los Mossos d’Esquadra… Por tanto, la reedición de ese gobierno no es tanto la renuncia a otras aspiraciones sino continuando la buena tarea hecha hasta ahora.

El referéndum de 2014 propuesto por Carod-Rovira, ¿es un proyecto realizable o un sueño inalcanzable?

Esa es una propuesta que hizo Carod en su momento y que es imputable a él y no a Esquerra. Yo creo que, hoy por hoy, apelar a un referéndum cuando es evidente que no hay una mayoría social o una masa crítica que hiciera prosperar ese referéndum, no lo veo razonable. En todo caso, no soy partidario de imponer un horizonte temporal pero sí hay que reconocer un derecho democrático a decidir como lo puede hacer Escocia o el Québec en un futuro. En el seno europeo hay otros países como Montenegro que con la desintegración de la Antigua Yugoslavia han alcanzado bajo la tutela de la Unión Europea la plena soberanía. Por tanto, democráticamente creo que no hay que combatir esa idea. Lo que pasa es que constata es que hoy por hoy y quizá también en 2014, esa mayoría no existe.

¿Tiene Esquerra fuerza para recuperar los resultados de 2003 en el Parlament y de 2004 en el Congreso de los Diputados?

Los de 2003 se reeditaron más o menos en las últimas elecciones autonómicas. Las de 2004 evidentemente no. En ese año se dieron unas circunstancias muy peculiares. En marzo de ese año, Zapatero venía de ser el líder de una oposición seguidista del PP y muy desdibujada. De forma que en Catalunya la fuerza más antagónica, la fuerza más “anti-PP” era Esquerra Republicana. Por tanto, Esquerra fue la principal beneficiaria de ese voto útil anti-PP. Cuatro años más tarde con un PSOE y un Zapatero consolidados en el Gobierno el PSC fue claramente la fuerza útil anti-PP. En Catalunya hay una especie de miedo cerval hacia el Partido Popular y eso se traduce siempre en un voto a la reacción. No es normal y no lo deseo; para mí lo deseable es un Partido Popular centrado, en términos europeos, un centro-derecha moderada y al uso. Si no, el beneficiario de esa política del PP siempre es el PSOE y el PSC… lo que altera el mapa político. Entonces, los 650.000 votos fueron un resultado excepcional que se explica claramente por esto y el camino por recorrer existe porque las encuestas dicen que hay 1.250.000 catalanes que son de centro izquierda y de izquierda catalanista. Si Esquerra oscila entre los 400.000 y 500.000 votos, con el momento álgido de los 650.000 votos es que todavía no ha tocado techo. Si se hacen las cosas bien, ahora con una nueva dirección del partido, que necesita un nuevo recorrido por hacer y electoral que comienza en las Europeas de la próxima primavera pero que se inicia realmente en el 2010. Espero que podamos recuperar en un corto espacio de tiempo estos resultados.

¿Cree que sus votantes en Catalunya se identifican suficientemente con la Comunidad Valenciana para seguir presentándose allí?

El problema no es tanto si en Catalunya nuestro electorado está preocupado por los temas del País Valenciano o de Baleares. Pero Esquerra es un partido de vocación nacional, de presencia nacional con una cultura y una lengua catalana… con lo que no vamos a renunciar nunca a tener presencia o implantación territorial. Otro asunto son las fórmulas de hacer política que no tienen por qué llevarnos a concurrir siempre a todas las elecciones y a competir con otros partidos en ese espacio. Por ejemplo, en Baleares, hemos realizado acuerdos con Izquierda Unida, con el Partido Socialista de Mallorca y con el propio PSOE y estamos gobernando con presencia en el Parlamento y en el Gobierno del Consell. En el País Valenciano, la oposición es mucho más testimonial hoy por hoy. La cuestión no es tanto si estamos allí porque no vamos a renunciar a eso sino que la presencia de Esquerra pueda perjudicar a otras fuerzas políticas que están en mejores condiciones para obtener representación electoral.

La posible división entre Convergencia i Unió; ¿puede ser un desafío soberanista para Catalunya o una dificultad para Esquerra?

De la separación de Convergencia como coalición o federación se lleva hablando desde 1977; es decir, no se va a separar porque no le interesa a ninguno de los dos. Particularmente a Unió porque es una especie de Caparra de lujo, un partido pequeño que es tributario o beneficiario de Convergencia Democrática. La idea de fractura siempre es penalizada electoralmente con lo que esa coalición, esa federación, va a tener larga vida. No tengo ninguna duda porque es un debate recurrente desde hace treinta años. Nosotros respetamos mucho a CIU porque es una fuerza política muy importante con la que aspiramos a tener una buena relación. Constato que no ha sido buena por varios motivos. En la última etapa de Pujol, se prefirió pactar por dos veces con el PP, también en Madrid, lo que fue la tumba electoral de CiU. Esto supuso una mochila pesada de resentimiento por nuestra parte, por así decirlo. Luego, CiU, a su vez, en 2003, cuando Esquerra prefirió el pacto de izquierdas y catalanista con Maragall como presidente, también se puso otra mochila de resentimiento. Hemos convivido muy separados aunque ahora hemos recobrado la normalidad y la cordialidad y las buenas relaciones. La política es dinámica y no sé el futuro que nos va a deparar pero lo lógico ahora es mantener una buena relación y no excluir para nada en el futuro una posible colaboración con ellos.

El problema del bilinguismo en Catalunya, ¿existe o puede considerarse como sobredimensionado?

Ese es un tema que me tiene alucinado. Yo te pido que vengas cuando quieras a Catalunya un día cualquiera con un ejemplar de El Mundo debajo del brazo y constates que hay algún tipo de discriminación o persecución. Me parece alucinante. Yo entiendo que haya personas en España que después de leer algún periódico o ver una determinada cadena de televisión lleguen a crearse un estado de opinión muy contrario a Catalunya. La presencia del castellano que es una lengua importantísima en todo el mundo, que la hablan 400 millones de personas es extraordinaria. En los medios de comunicación, por descontado, televisiones, periódicos. Sí es verdad que hay dos ámbitos en los que existe una cierta prima al catalán por la persecución histórica que vivió el idioma durante cuarenta años. Es la administración pública y la educación; en este último existe un recurso pedagógico que es la famosa inmersión lingüística que consiste en que en el primer ciclo de Educación Infantil, el catalán sea la lengua vehicular. Es un modelo importado de Quebec, puesto en marcha en los años 70 y que no se aplicó por ejemplo en Euskadi donde se aplicó una segregación entre ikastolas y escuelas en castellano y que creo que es más segregador. Así los datos de competencia lingüística en castellano arrojan cifras equivalentes a cualquier territorio del Estado con lo que un niño catalán conoce tan bien el castellano que uno de León o de Madrid. Eso es lo que hay que tener en cuenta y valorar. Por tanto, niego la mayor. No hay un problema lingüístico en Catalunya. Es un tema que lo llevo mal.

¿Existe una inercia hacia la división en su propio partido?

Esquerra es un partido de tradición muy dinámica y viva en su estructura orgánica e interna. No es de ahora sino que en la época de su fundación ya lo era, un partido de aluvión, de confluencia, de distintos sectores, de izquierdistas de catalanistas… esa tradición la hemos mantenido. No es un valor extraordinario pero eso lleva a que en Esquerra no se viva la política como en un convento. No hay un dogmatismo o una ortodoxia como puede haber en el PP o en el PSOE donde cada vez que un dirigente dice nosequé, automáticamente lo expulsan. Existe una predisposición natural al debate que es bueno en una fuerza política. Es evidente que cuando las cosas van bien, todo es un bálsamo y cuando no van bien –como en este último ciclo donde hemos ido a la baja electoralmente en las generales y en las municipales- ese mar de fondo emerge a la superficie. Lo que hemos vivido en los últimos meses con ese debate interno que evidentemente no creo que sea positivo porque la gente castiga las divisiones, los problemas… Ahora, después de un ciclo político largo con Carod, se inicia un cambio de ciclo estratégico por lo que ahora necesita Esquerra es un recorrido y tranquilidad para que estos cambios surtan efecto en el futuro. Soy optimista.

Ya para terminar, ¿puede definir con una frase los siguientes conceptos?

¿Deslocalización?

Hecho cada día más habitual.

¿Plataforma per Catalunya?

Un partido excéntrico y dudosamente democrático.

¿Diálogo con ETA?

Hay que hablar siempre con el enemigo si quieres conseguir algo

¿CUP (Candidaturas de Unidad Popular)?

Una iniciativa que surge allá donde Esquerra no funciona

¿Selecciones deportivas catalanas?

Algo saludable que hay que vivir con absoluta normalidad



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