R.RUBIO / D.ALONSO / M.SÁNCHEZ / M. DE SANCHOJoan Ridao es portavoz del grupo parlamentario que Esquerra Republicana de Catalunya comparte con Izquierda Unida y con ICV. El diputado por Barcelona -representante de la izquierda independentista catalana en el Congreso- se ha erigido como un político de diferente talante ante las nuevas circunstancias de la actual legislatura. En ésta entrevista, que consta de dos partes, Joan Ridao describe sus impresiones sobre la actualidad política. Ésta semana, ofrecemos la parte en la que el dirigente republicano habla sobre política nacional.
¿Es España un estado plural?
Yo creo que materialmente es un estado plurinacional. En el preámbulo de la Constitución habla de los distintos pueblos de España. Otra cosa es que como la misma Constitución luego dice que hay un único depositario de esa soberanía que es el conjunto del pueblo español, de forma muy clara, impide que una parte de su territorio pueda ejercer democráticamente su derecho a decidir, y por tanto a segregarse. Evidentemente España es un estado plurinacional, clarísimamente, y además conviven diferentes territorios con lenguas, tradición cultural muy distinta. Lo que es una cosa muy distinta es la prohibición anómala en pleno siglo XXI de que una parte del territorio no pueda decidir su futuro en paz y en libertad.
¿Existe una persecución en el resto de España hacia lo catalán?
No, persecución no creo que sea la palabra. Lo que sí hay es un desencuentro mutuo pero creo que eso es histórico. Nos tenemos que remontar quizá al siglo XV y XVI cuando se unifica la corona de Aragón y Castilla con los Reyes Católicos con una unión entre dos modelos o territorios soberanos. Durante el reinado de los Austrias hubo un respeto muy importante hacia la idiosincrasia y la forma de ser de la Corona de Aragón, después de la unión confederal entre Aragón y Castilla. Luego con la Guerra de Sucesión en 1714 hubo una persecución clara de las instituciones de autogobierno con la imposición del castellano y con un desencuentro que llega hasta nuestros días, agudizado por la propia dictadura franquista. Evidentemente estamos en una situación muy distinta en este momento. Hablaría ahora de desencuentro, de falta de entendimiento… pero hay que aspirar a tener una muy buena relación, fraternal, ¿por qué no?
¿Se puede considerar a Esquerra en esta legislatura como el aguijón de izquierdas que necesita el gobierno de Rodríguez Zapatero?
Estamos en una legislatura al ralentí porque a diferencia de la pasada legislatura en la que emergió una nueva fuerza política en el poder que dio lugar a un giro social y a un giro democrático, luego hubo un desencuentro muy claro de Esquerra, y también de Izquierda Unida con el PSOE, especialmente en la última mitad de la legislatura donde Zapatero puso el intermitente a la izquierda pero giró a la derecha en muchas ocasiones. En esta legislatura, Zapatero tiene una intención preferente a llegar a acuerdos con el centroderecha catalán y vasco. Lo que ahora no se atreve todavía, porque el mapa político todavía no está muy claro hasta que no se aclaren las elecciones en Euskadi y en Galicia. Ahora el PSOE tiene una minoría muy precaria, la agenda política está monopolizada de manera asfixiante con el tema de la crisis y por tanto, al congreso y al senado no llegan leyes importantes donde el gobierno tenga necesidad de llegar a acuerdos con unos y con otros. En temas de calado y de profundidad social, como el tema del aborto, se ha creado una subcomisión –que es la mejor manera de dormir un asunto-, en el tema de la eutanasia, no se mueve nada y en la memoria histórica, no pasamos de la declaración pero no hay voluntad de profundizar en la recuperación de las fosas. Entonces, se hace muy difícil saber qué socios va a tener y qué va a hacer el Partido Socialista hasta el mes de abril por esas elecciones autonómicas. También la crisis ha servido de pretexto perfecto para que no haya actividad legislativa. Por lo tanto, Esquerra viene aquí en circunstancias muy distintas respecto a la pasada legislatura pero si hay partido lo vamos a jugar, particularmente en temas sociales y en temas de izquierdas donde el Gobierno puede tener en Esquerra un aliado firme.
Ha hablado de memoria histórica. ¿Por qué hay tanto miedo a remover el pasado? Y… ¿quién debería haber asumido la responsabilidad del levantamiento de fosas?
En la decisión de Garzón hay un elemento que causa perplejidad. En un mes, el juez que se ha considerado competente se inhibe a la hora instruir una causa general contra el franquismo; lo que no deja de sorprender. Es verdad que la fiscalía ha torpedeado repetidamente la labor del juez Garzón. No hay que perder el punto de vista de que la culpa no es solo de la Fiscalía sino de la Ley de Memoria Histórica que es una ley que cierra en falso este tema. Precisamente el artículo 11 de esta ley habla de las fosas y dice que el gobierno –en una suerte de principio rector- coadyuvará y estimulará la recuperación de la Memoria Histórica a través del levantamiento de fosas, pero no compromete a nada. Esto es herencia de un proceso de transición que para muchos fue modélico pero que para nosotros no lo fue y que cerró en falso una cuestión fundamental. Decía Rodríguez Zapatero -y no sin razón- que la Iglesia católica y la Conferencia Episcopal pide olvido y amnesia cuando ellos están canonizando y recuperando la memoria de algunas víctimas, de gente de orden y religiosos que fueron asesinados durante la Guerra Civil. Entonces, ¿por qué no se puede hacer lo mismo con las víctimas del otro bando y con sus familiares? El gran problema de la ley es que hubo un compromiso del PSOE de abordar el tema pero finalmente por timidez y por miedo no lo hizo. No lo hizo con el tema de las fosas, con la nulidad de los sumarios... En Alemania se decretó una ley hace diez años que trataba y anulaba automáticamente los sumarios y que evita un vía crucis judicial de tantas familias que tienen que acudir a la justicia ordinaria para la reparación de sus familiares en un momento histórico en el que se cometieron enormes crímenes contra la humanidad.
Con el horizonte de las elecciones europeas, ¿qué previsiones existen al respecto?
Es un tema que me tiene muy preocupado. Ya veremos si se ratifica Lisboa; yo creo que no. Sin Lisboa va a haber 50 diputados en España con lo que el precio del diputado va a estar repitiendo una participación sobre los 700.000 u 800.000 votos. PSOE y PP no van a tener problemas; Izquierda Unida ya veremos porque su situación interna no es para tirar cohetes pero puede capitalizar un millón de votos. Eventualmente, el resto pueden quedar sin representación. Entonces, soy consciente de que en la coalición nuestra, con la fortaleza electoral de Eusko Alkartasuna y de Chunta Aragonesista no garantiza hoy por hoy una representación pero Galeuscat con CIU y PNV tampoco están para garantizar representación al bloque. Entonces, hay un interés común que estamos trabajando para completarlo quizá con una candidatura única de todas las formaciones de ámbito periférico que pudiera llevarnos a dar una lista conjunta. La semana pasada estuve reunido con gente de Chunta y de Coalición Canaria. Este partido canario, que ahora ha llevado a cabo una deriva soberanista más progresista es un partido de centro-derecha. Pero si está huérfano de representación en Europa pierde mucho. Con lo que le interesa ir con nosotros. Y para Esquerra, comenzar el ciclo electoral perdiendo el eurodiputado no sería un escenario muy positivo.
En un contexto de crisis como el actual, ¿se podría retrasar las exigencias de financiación hasta que escampara el temporal?
Ese fue un debate que se produjo antes del verano, muy agudo, en el que medió gente como Felipe González y en el que Zapatero se comprometió a que la crisis no fuera un pretexto o una coartada para no llegar a un acuerdo sobre financiación. Es una excusa de mal pagador porque en un supuesto de crisis aguda como la actual cuando se multiplican las necesidades sociales por parte de las comunidades autónomas. La educación, la sanidad, los servicios sociales son esenciales y están en manos de las comunidades que tienen que hacer frente a una presión importante teniendo en cuenta el crecimiento demográfico. El modelo actual viene de 2001 y no funciona porque no garantiza suficiencia y supone un exceso de solidaridad de algunos territorios que hay que corregir de forma urgente. Estamos hablando de un modelo de financiación que va a suponer en el mejor de los supuestos 15.000 o 16.000 millones de euros a repartir en las comunidades autónomas cuando el Estado ahora está financiando a las entidades financieras por valor de 150.000 millones de euros del dinero público o se utilizan 6.000 millones de euros para el tema de los 400 euros del IRPF. De esta forma, me parece irresponsable e irracional que no se pueda hacer frente a la financiación local –que está hecha un desastre- y a la autonómica. Así que no se va a retrasar. Otra cosa es que cuando la propuesta esté encima de la mesa se valore, sea satisfactoria y se pueda aceptar; eso es otro tema.
¿Se ha sobredimensionado la quema de las fotos del rey?
Yo creo que sí; estos asuntos a mí no me gustan aunque el derecho a la libertad de expresión debe abrazar incluso este tipo de cosas en países de cultura democrática. Por ejemplo en Estados Unidos, la primera enmienda permite quemar la bandera en cualquier manifestación. De hecho se hace y merecerá un reproche ético o político o gustará más o menos pero no puede haber una persecución por la vía penal. Pero vamos, creo que hay un exceso de celo o una desproporción a la hora de perseguir estos hechos. Es un error. Pero quien siempre atiza este debate es la derecha mediática.
La ley electoral española, ¿produce un problema de infrarrepresentación?
El sistema electoral español es relativamente proporcional con un 85% de proporcionalidad pero existe una barrera legal del 3%, la circunscripción es provincial y la magnitud de la provincia en muy distinta en el caso de provincias como Soria y Barcelona o Madrid. Luego está el prorrateo con la determinación de un número mínimo de diputados por provincia que distorsiona la proporción. Por tanto, hay que abordar esta reforma. Hay fuerzas políticas como Izquierda Unida que son damnificadas siempre; me parece una cosa absurda que eso ocurra y que el PSOE y el PP, particularmente el Partido Popular esté primado en algunos territorios donde son hegemónicos con territorios muy poblados. Hay que mejorar el prorrateo, sin fijar un mínimo de escaños y teniendo en cuenta la magnitud de la circunscripción. Que 50.000 electores en Soria puedan elegir lo mismo o más que 250.000 o 300.000 en Barcelona. En Soria eligen directamente dos diputados que se reparten. A nosotros nos penaliza un poco; en 2004 pudimos obtener dos diputados más y ahora en 2008, uno más. Tengo tantos votos como el PNV pero yo tengo la mitad de los escaños. Convergencia quizá tendría alguno más y sobre todo Izquierda Unida que tendría once o doce diputados. Hay un millón de electores de Izquierda Unida que están huérfanos de representación política por culpa de una ley electoral. Se ha creado una subcomisión que no tiene otra función que alargar el tema porque a PP y PSOE no les interesa. Para qué lo vas a cambiar si te beneficia. Por eso soy muy escéptico ante un cambio en este ámbito.
¿Qué valoración hace de la victoria de Obama en las elecciones norteamericanas?
Ni salté de alegría como algunos cuando ganó, ni dentro de seis meses me voy a cortar las venas porque ese cambio que todo el mundo vislumbra no se llegue a producir. Aunque soy realista. Estoy contento con la victoria de Obama porque creo que algún cambio se va a notar en la política exterior. Se acabará el unilateralismo, se reemprenderá la política de acuerdos con sus socios europeos, posiblemente se cerrará Guantánamo, se llevará a cabo una retirada de las tropas de Iraq a medio o largo plazo… Además, la política económica interna de Estados Unidos puede ser un modelo; el otro día dijo Obama que le va a dar a la economía lo que la economía necesita. En este ciclo recesivo, las políticas neokeynesianas deben imponerse y ese modelo social puede exportarse a Europa, con lo que estas políticas sociales pueden venir muy bien y estamos expectantes. Pero repito, ni salté de alegría ni me voy a cortar las venas.
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